AL-ANDALUS, HERENCIA E INSPIRACIÓN

Al-Andalus irradió personalidad propia a Occidente y Oriente conociéndose como la zona de expansión musulmana en la península ibérica desde el siglo VIII hasta
finales del XV aún con periodos de avances y retrocesos territoriales.
Como realidad histórica-geográfica y política, evidentemente al-Andalus se clausuró pero ha dejado en la península y en el mundo árabe un denso patrimonio
tangible e intangible.
Donde indudablemente está presente la grandeza de su legado es en su arquitectura civil y religiosa con ejemplos de recintos amurallados, yacimientos
arqueológicos, palacios, castillos, fortalezas, mezquitas, puentes, baños, en gran parte de la geografía ibérica. Los bienes culturales declarados por la Unesco
Patrimonio Mundial como la Mezquita de Córdoba, la ciudad palatina de Madinat al-Zahra, la Alhambra y el Generalife de Granada, la Giralda de Sevilla y conjuntos
históricos de Córdoba y Toledo son buena muestra del patrimonio andalusí más conocido y conservado. Y por otro lado en grandes y pequeñas ciudades del país,
tanto de Andalucía, Castilla la Mancha, Murcia, Valencia, Aragón y Extremadura parte de la trama medieval de calles ha quedado ha quedado fosilizada en sus
rasgos urbanísticos.
Durante el período andalusí, los maestros artesanos desarrollaron con minuciosidad el arte de trabajar la madera, el textil, los marfiles, el metal, el cuero
o la cerámica. Granada mantiene la técnica de la taracea, consistente en embutir en madera nogal, laminillas de ébano, marfil, marfil nácar o hueso. Encontramos
incluso reminiscencias en los brocados y bordados con la técnica hilos de oro de túnicas de imágenes religiosas, antaño presentes en atuendos suntuosos y hoy
visibles en prendas de gala del Magreb.
España fue uno de los principales países europeos que utilizó la alfombra anudada, Y en ese sentido el uso de telares horizontales en zonas rurales, montañosas y de
interior de la península ibérica para la confección de jarapas y esteras, ha ido manteniéndose. El trabajo del cuero también alcanzó importante producción en los
zocos andalusíes perdurando en Córdoba y en otros rincones de Andalucía el arte de curtir y decorar pieles. También en Córdoba, la que fue capital de al-Andalus
hoy día, la filigrana y joyería en plata ha sabido resistir el paso del tiempo. En Toledo, el damasquinado o inserción de hilos láminas doradas dorados en jarrones,
platos y armaduras sigue generando producción pero orientada al turismo.
La península aún cuenta con una larga tradición en dulcería de sartén ya visible en la Edad Media. De igual modo, la manera de preparar y aliñar aceitunas en tierras
olivareras es exactamente la misma que la que los agrónomos andalusíes mencionaban. Tampoco puede obviarse el uso de especias y hierbas aromáticas en
las cocinas españolas como el azafrán, la canela, hinojo, comino, cúrcuma, ajonjolí, de herencia indudablemente andalusí así como algo tan común como el arroz con
leche, las albóndigas, los alfajores, las talvinas, o el dulce de membrillo.
No resulta extraño comprobar cómo el dulce estrella del ramadán en el Magreb (Shubakiyya) no es sino un pestiño enmelado de cualquier provincia andaluza.
Basta con viajar por gran parte de España y desplegar un mapa para comprobar que gran parte de los términos y nombres de pueblos, aldeas, ríos tienen nombres de
origen árabe, pero incluso también muchos apellidos de sus habitantes.
Por otro lado, puede decirse que en casi todos los campos de la actividad humana cuentan en español con arabismos, especialmente en el ámbito científico, así como en
el campo de los oficios y la alimentación. Incluso interjecciones, refranes, dichos, exclamaciones tan comunes como: “Dar la matraca”, ¡Olé!, ¡Guay! ¡Vaya por Dios!
¡Ojalá! ¡Fullero! denotan cómo al-Andalus sigue más presente en el español de lo que se cree.
Otra de la manifestación que mantiene un claro punto de encuentro con la música andalusí, perpetuada en el Norte de África, es el flamenco donde convergen formas,
temas, elementos, técnicas instrumentales, sonidos, ritmos y compases.
Desde tiempos de los omeyas hasta la época nazarí, la música y sobre todo la literatura fue vehículo de expresión de una sociedad diversa y plural como la andalusí.
Se cultivó desde la literatura biográfica y geográfica, la historia, la teología o la poesía.
Géneros cuyos autores célebres como Ibn Zaydūn, Ibn Hayyān, Ibn al-Jatib o Ibn Hazm siguen siendo referente y fuente inspiradora para la literatura árabe mundial.
Entre los siglos VIII y XV, al-Andalus experimentó altas cotas científicas gracias al studio y experimentación de diferentes disciplinas como la medicina, la astronomía,
la hidráulica, las matemáticas o la botánica cuyos autores legaron obras y enseñanzas que se mantuvieron en Europa hasta bien entrada la Edad Moderna. Estudios tan
avanzados como los tratados agronómicos de Ibn Baṣṣāl, al-Tignari, Ibn Luyūn o Ibn al-`Awwām evidencian un proceso de experimentación propia tanto en técnicas de
cultivo, zootecnia e irrigación.
Así el científico andalusí antecede al saber humanista del Renacimiento y la Ilustración europea caracterizándose por dominar diversas materias, por lo que no es de extrañar
encontrar a geógrafos que escribieran tratados de botánica, astronomía y médicos expertos en farmacología como Ibn Yulŷūl, Albucasis, o Ibn Zuhr . Por otro lado
conviene no olvidar el papel fundamental que Ibn Rushd (Averroes) e Ibn al-‘Arabī desempeñaron revelando dos modelos de pensamiento que al-Andalus heredó del
mundo clásico.
Siglos después de la muerte de Averroes y Maimónides, el pensamiento de ambos siguió vivo, generando debates en las universidades medievales europeas hasta
asentar las bases de un Renacimiento que empezaba a vislumbrarse en el viejo continente.
El hecho de que hablemos de al-Andalus como algo que fue, refiere el arabista Pedro Martínez Montávez, no significa en absoluto que haya dejado de ser o existir. Pero no
se extinguió en la manera que éste siguió siendo objeto o paradigma de contemplación y evocación. Todo esto se traduce en dos dinámicas. La histórica mientras que fue y
expiró y la que ha venido teniendo mientras no ha dejado de ser ni existir.
Si el historiador, arabista e investigador suele adherirse a la primera dinámica, el artista, el literato queda atraído más o menos directa o indirectamente por la segunda:
la de un al-Andalus terminado pero no extinguido. La de un al-Andalus que sigue evocando a veces, la idealización romántica del siglo XIX.
Surgieron por tanto en la literatura contemporánea española y árabe temas comunes y recurrentes de personajes andalusíes de vidas legendarias como poetas, filósofos,
científicos, princesas, sultanes, califas. Y así lo vemos en la obra de Federico García Lorca, Antonio Muñoz Molina, Antonio Gala, Ildefonso Falcones, Sánchez Adalid, Salma
Haffar al-Kuzbari o Nizār Qabbānī.
Una trascendencia que llega al ámbito de lo contado, lo narrado, a veces imaginado incluso en la música y el cine a través del Naser Shamma, Nacer Khemir, o Youssef
Chahine.
Las dos instituciones organizadoras de la muestra Baja al Sur: Al-Andalus, la galería española de arte contemporáneo VESANIART y el Instituto Cultural Árabe y
Mediterráneo de Ginebra, apuestan por el acercamiento entre culturas, y por el arte como herramienta clave para ello. Nuria Delgado comisaria de la exposición, nos
acerca a la obra de artistas plásticos españoles en los que al-Andalus sigue siendo fuente de inspiración; capaz de conmover, incitar, transportar, sacudir y seducir tanto
al espectador como al artista.
Así, Abraham Benzadón hermana culturas opuestas en su común espiritualidad a través de la escultura. Ana Pavón nos seduce con las redes e hilos de Aracne, entre
tejidos y celosías de luz que sugieren más que explicitan. La tinta de filigrana de Daniel Garbade conduce al misterio de las puertas del tiempo con un guiño al espectador
avezado mientras que Julia Diazdel reposa en el vergel andalusí como lugar cotidiano de paz, ayer y siempre.
Por otro lado, Kelly Fischer se adentra en un universo de luz y emoción ancestral, fusionando el color del legado en el hoy, si bien Pedro Peña recrea el al-Andalus
monumental bajo su mirada radicalmente moderna del siglo XXI.
Mar Aragón mora en su Alhambra eterna, ahora orgánica y cambiante de acuarela y carbón liquido. Por último Sebastián Navas desde el sufismo, nos sitúa en la orilla de
Andalucía, antiguo Sur de al-Andalus, antes y ahora paraíso.
Al-Andalus se nos muestra en suma como arjé (ἀρχή), conexión y continuidad del Mediterráneo. Ha servido de puente entre las dos orillas de conocimiento y sabiduría,
ha sido luz en la oscuridad del medievo y hoy este concepto histórico se ha transformado en memoria, evocación e inspiración materializándose en estos artistas
que consciente o inconscientemente participan de su legado.

Virginia Luque Gallegos.

Historiadora-patrimonialista. Investigadora Miembro de la Sociedad Española de Estudios Árabes y de la Red de Expertos en Patrimonio Cultural.
Córdoba. Mayo de 2020.
https://about.me/virginialuque

AL-ANDALUS, HERITAGE ET INSPIRATION

Al-Andalus a rayonné sa propre personnalité à l’Occident et Orient, devenant connue comme la zone d’expansion musulmane dans la péninsule ibérique du VIIIe siècle à la
fin du XVe, même avec des périodes de progrès territorial et de revers.
En tant que la réalité historique, géographique et politique, al-Andalus était évidemment fermée, mais elle a laissé un dense patrimoine matériel et immatériel sur
la péninsule et dans le monde arabe.
La grandeur de son héritage est sans aucun doute présente dans son architecture civile et religieuse avec des exemples d’enceintes murées, de sites archéologiques, de
palais, de châteaux, de forteresses, de mosquées, de ponts, de bains, dans une grande partie de la géographie ibérique. Les biens culturels déclarés par l’Unesco patrimoine
mondial tels que la mosquée de Cordoue, la ville palatine de Madinat al-Zahra, l’Alhambra et le Generalife de Grenade, la Giralda de Séville et les ensembles
historiques de Cordoue et de Tolède sont de bons exemples du patrimoine d’Al-Andalus plus connu et préservé. Et d’autre part dans les grandes et petites villes du
pays, comme Andalousie, en Castille-la-Manche, à Murcie, à Valence, en Aragon et en Estrémadure, une partie du tissu médiéval des rues a été fossilisée dans ses
caractéristiques urbaines.
Pendant la période andalouse, les maîtres artisans ont méticuleusement développé l’art de travailler le bois, le textile, l’ivoire, le métal, le cuir ou la céramique. Grenade
maintient la technique de la « taracea », consistant à incruster du bois de noyer, de l’ébène, de l’ivoire, de la nacre, de l’ivoire ou d’os. On retrouve même des
réminiscences dans les brocarts et broderies avec la technique du fil d’or des robes d’images religieuses, autrefois présentes dans habits somptueux et aujourd’hui
visibles dans les vêtements luxueux maghrébins.
L’Espagne a été l’un des principaux pays européens à utiliser le tapis noué, et en ce sens, l’utilisation de métiers à tisser horizontaux dans les zones rurales,montagneuses
et intérieures de la péninsule ibérique pour fabriquer des « jarapas » et des nattes a été maintenue. Le travail du cuir a également atteint une production importante
dans les souks d’al-Andalus, endurant à Cordoue et dans d’autres coins de l’Andalousie l’art du tannage et de la décoration des fourrures. Aussi à Cordoue, qui
était la capitale d’al-Andalus aujourd’hui, les bijoux en filigrane et en argent ont pu résister au temps. À Tolède, le damascène ou l’insertion de fils dorés ou feuilles d’or
dans des vases, des assiettes et des armures continue en générant production mais elle est orientée vers le tourisme.
La péninsule encore a avec une longue tradition de confiserie à la poêle déjà visible au Moyen Âge. De même, la façon de préparer et de vinaigrer les olives dans les terres
oliveraies est exactement la même que celle mentionnée par les agronomes d’Al-Andalus. L’utilisation d’épices et d’herbes aromatiques dans les cuisines espagnoles
telles que le safran, la cannelle, le fenouil, le cumin, le curcuma, le sésame, d’origine indubitablement andalouse, ainsi que quelque chose d’aussi commun que le riz au
lait, les boulettes de viande, les « alfajores », les « talvinas » ou le coing sucré ne peuvent pas être ignorées. Il n’est pas étrange de voir à quel point la douce étoile du
Ramadan au Maghreb (Shubakiyya) n’est qu’un « pestiño » avec du miel de quelque province andalouse.

Il suffit de parcourir une grande partie de l’Espagne et de déplier une carte pour vérifier qu’une grande partie des termes et noms des villes, villages, rivières ont des
noms d’origine arabe, mais même de nombreux noms de famille de ses habitants.
D’un autre côté, on peut dire que dans presque tous les domaines de l’activité humaine, ils ont des arabismes en espagnol, en particulier dans le domaine
scientifique, ainsi que dans le domaine de l’artisanat et de l’alimentation. Même des interjections, des refrains des dictons, des exclamations aussi courantes que: « Dar la
matraca », « ¡Olé!, » « ¡Guay »! « ¡Vaya por Dios! » « ¡Ojalá! » indiquent comment al-Andalus est encore plus présent en espagnol qu’on ne le pense.
Une autre manifestation qui maintient un point de rencontre clair avec la musique d’al-Andalus, perpétuée en Afrique du Nord, est le flamenco où convergent les formes,
les thèmes, les éléments, les techniques instrumentales, les sons, les rythmes et les bars.
De l’époque des Omeyyades à l’ère nasride, la musique et surtout la littérature ont été le véhicule d’expression d’une société diversifiée et plurielle comme celle d’al-Andalus.
Il a été cultivé la littérature biographique et géographique, de l’histoire, la théologie ou la poésie. Des genres dont les auteurs célèbres comme Ibn Zaydūn, Ibn Hayyān,
Ibn al-Jatib ou Ibn Hazm sont une référence et une source d’inspiration pour la littérature arabe mondiale.
Entre le 8e et le 15e siècle, al-Andalus a connu des niveaux scientifiques élevés grâce à l’étude et l’expérimentation de différentes disciplines telles que la médecine,
l’astronomie, l’hydraulique, les mathématiques ou la botanique dont les auteurs ont légué des oeuvres et des enseignements qui sont restés en Europe jusqu’à bien est
entré dans l’ère moderne. Des études aussi avancées que les traités agronomiques d’Ibn Baṣṣāl, al-Tignari, Ibn Luyūn ou Ibn al-`Awwām montrent un processus d’autoexpérimentation
dans la culture, la zootechnie et les techniques d’irrigation.
Ainsi, le scientifique d’al-Andalus précède la connaissance humaniste de la Renaissance et des Lumières européennes, caractérisée par la maîtrise de divers
sujets, il n’est donc pas surprenant de trouver des géographes qui ont écrit des traités de botanique, d’astronomie et d’experts médicaux en pharmacologie tels que Ibn
Yulŷūl, Albucasis ou Ibn Zuhr. D’autre part, il est important de ne pas oublier le rôle fondamental qu’Ibn Rushd (Averroes) et Ibn al-‘Arabī ont joué, révélant deux modèles
de pensée qu’al-Andalus a hérité du monde classique.
Des siècles après la mort d’Averroès et de Maïmonide, la pensée des deux a continué de vivre, suscitant des débats dans les universités européennes médiévales jusqu’à
jeter les bases d’une Renaissance qui commençait à émerger dans le vieux continent.
Le fait que nous parlions d’al-Andalus comme quelque chose qui était, dit l’arabiste Pedro Martínez Montávez, ne signifie pas du tout qu’il a cessé d’être ou d’exister.
Mais il ne s’est pas éteint de la façon dont il a continué d’être l’objet ou le paradigme de la contemplation et de l’évocation. Tout cela se traduit par deux dynamiques.
L’historique pendant qu’il était et a expiré et celui qu’il a eu pendant qu’il n’a pas cessé d’être ou d’exister.
Si l’historien, l’arabiste et le chercheur adhèrent généralement à la première dynamique, l’artiste, l’écrivain est plus ou moins directement ou indirectement attiré
par la seconde: celle d’un al-Andalus fini mais non éteint. Celle d’un al-Andalus qui continue d’évoquer parfois l’idéalisation romantique du XIXe siècle.
Par conséquent, des thèmes communs et récurrents de personnages d’al-Andalus de vies légendaires tels que poètes, philosophes, scientifiques, princesses, sultans, califes
ont émergé dans la littérature espagnole et arabe contemporaine. Et nous le voyons dans les travaux de Federico García Lorca, Antonio Muñoz Molina, Antonio Gala,
Ildefonso Falcones, Sánchez Adalid, Salma Haffar al-Kuzbari ou Nizār Qabbānī.
Une transcendance qui atteint la sphère, de ce qui se raconte, parfois même imaginé en musique et au cinéma à travers Naser Shamma, Nacer Khemir ou Youssef Chahine
En ce sens, l’exposition « Baja al Sur: Al-Andalus », organisée par la galerie d’art VESANIART en collaboration avec l’Institut culturel arabe et méditerranéen et
l’ambassade d’Espagne en Suisse, vise à faire connaître le travail des artistes espagnols, émergents et consacrées à Genève. Des institutions qui favorisent le
rapprochement des cultures, notamment la méditerranéenne et arabe, en tandem avec Vesaniart, qui, basé à Malaga, entretient des liens étroits avec la Suisse.
Organisée par Nuria Delgado, d’une part elle cherche à rapprocher l’art contemporain espagnol à la Suisse et d’autre part à réfléchir sur la façon dont al-
Andalus continue comme une source d’inspiration pour les artistes espagnols, suisses et internationaux, capables de bouleverser, inciter, transporter, secouer et séduire.
Ainsi, Abraham Benzadón unit les cultures opposées dans leur spiritualité commune à travers la sculpture. Ana Pavón nous séduit avec les filets et les fils d’Arachne, parmi
des tissus et des réseaux de lumière qui suggèrent plus qu’ils expliquent. L’encre en filigrane de Daniel Garbade mène au mystère des portes du temps avec un clin d’oeil
au spectateur chevronné tandis que Julia Diazdel se repose dans le verger d’Al-Andalus comme un lieu de paix quotidien, hier et toujours.
D’un autre côté, Kelly Fischer entre dans un univers de lumière et d’émotion ancienne, fusionnant la couleur de l’héritage d’aujourd’hui, bien que Pedro Peña
recrée le monumental al-Andalus sous son look radicalement moderne du 21e siècle. Mar Aragón vit dans son éternelle Alhambra, désormais organique et changeante à
l’aquarelle et au fusain liquide. Enfin Sebastián Navas dès le soufisme, nous place sur les rives de l’Andalousie, ancien sud d’Al-Andalus, avant et maintenant paradisiaque.
Al Andalus nous est présenté en bref comme arjé (ἀρχή), connexion et continuité de la Méditerranée. Il a servi de pont entre les deux rives de la connaissance et de la
sagesse, il a été lumière l’obscurité du Moyen Âge et aujourd’hui ce concept historique s’est transformé en mémoire, évocation et inspiration, se matérialisant
dans ces artistes qui participent consciemment ou inconsciemment à leur héritage.

Virginia Luque Gallegos.
Historienne-patrimonialiste. Chercheuse
Membre de la Société espagnole d’études arabes et du Réseau d’experts sur le patrimoine culturel.
Cordoue. Mai 2020.
https://about.me/virginialuque